
Las personas con esquizofrenia sufren trastornos en sus procesos de pensamiento, en su origen, curso y contrenido, que producen alucinaciones, delirios, pensamiento desordenado y formas peculiares de hablar o de comportarse. Los síntomas afectan a la capacidad del individuo de relacionarse con los demás, y a menudo las personas con esquizofrenia se apartan del mundo que les rodea.
Al contrario de lo que la gente piensa, los individuos que sufren esquizofrenia no tienen “doble personalidad”. Suele creerse también que los esquizofrénicos son peligrosos. De hecho, pueden llegar a serlo, pero la mayoría de las veces sólo durante la fase aguda de la enfermedad. Lo cierto es que las personas con esquizofrenia tienen muchas más probabilidades de ser víctimas de actos violentos o delictivos que de cometerlos.
La esquizofrenia es una enfermedad vitalicia y la mayoría de los pacientes necesitará tratamiento durante el resto de su vida. Ello significa que perderán oportunidades profesionales, relaciones estables y amistades. Debido a la falta de comprensión pública, las personas con esquizofrenia a menudo se sienten aisladas y estigmatizadas y pueden mostrarse reacias a hablar de su dolencia o ser incapaces de hacerlo.
A pesar de la aparición de nuevos medicamentos con efectos secundarios menos frecuentes y graves, sólo una de cada cinco personas se “recupera” de la enfermedad.
La esquizofrenia es angustiosa para todas las personas implicadas. Los pacientes sufren de un absoluto desbaratamiento de sus vidas. La familia y los amigos también se ven gravemente afectados y afligidos por los efectos que la esquizofrenia causa en su ser querido y por la carga de tener que atenderle. Hacer frente a los síntomas de la esquizofrenia puede ser especialmente difícil para los parientes y amigos que recuerdan cómo era su ser querido antes de caer enfermo.
A pesar de las pruebas que demuestran lo contrario, muchas personas siguen creyendo que la esquizofrenia está causada por la falta de cariño de los padres o una escasa fuerza de voluntad. Nada más lejos de la verdad.
La esquizofrenia es una enfermedad compleja y los científicos creen que está causada por una serie de factores diferentes que actúan al unísono. Dichos factores incluyen: influencias genéticas, traumas (lesiones) en el cerebro durante el parto o poco después del nacimiento, así como los efectos del aislamiento social y/o la tensión. En algunos casos, el uso de ciertas drogas, como el cannabis, puede ser también otro factor coadyuvante. No obstante, por ahora sigue sin identificarse ningún factor individual como único causante de la esquizofrenia.
La esquizofrenia afecta al 1 ó 2 por ciento de las personas. La dolencia está presente en todo el mundo y su incidencia (es decir, el número de casos de la enfermedad) es parecida en países y culturas diferentes. Hombres y mujeres presentan el mismo riesgo de desarrollar el trastorno, pero mientras la enfermedad tiende a declararse en los hombres entre los 16 y los 25 años de edad, la mayoría de las mujeres empieza a tener síntomas entre los 25 y los 30 años.
Si se toman regularmente y conforme a lo prescrito, los fármacos y otros tratamientos contra la esquizofrenia pueden ayudar a reducir y controlar los síntomas. No obstante, en algunas personas los tratamientos disponibles no surten efecto, o puede que los pacientes los interrumpan antes de tiempo debido a efectos secundarios desagradables, como el aumento de peso, o por intolerancia a la medicación. Incluso cuando el tratamiento es eficaz, los pacientes a menudo encuentran difícil seguirlo de forma continuada. La pérdida de oportunidades laborales, el estigma social y los síntomas y/o efectos secundarios recurrentes pueden acarrear dificultades e impedir a los pacientes llevar una vida normal.
El abuso de drogas es una preocupación habitual entre los familiares del enfermo. Algunos consumidores de estupefacientes muestran síntomas muy similares a los de los esquizofrénicos, y a menudo los enfermos de esquizofrenia son tomados por drogodependientes. Además, las personas con esquizofrenia suelen abusar del alcohol y/o las drogas y pueden reaccionar muy mal ante determinados estupefacientes. El consumo de drogas puede reducir también la eficacia del tratamiento.
Estimulantes como las anfetaminas y la cocaína o drogas como la marihuana y la PCP pueden provocar problemas graves y un empeoramiento de los síntomas. El consumo de estupefacientes puede reducir también las probabilidades de que los pacientes sigan el plan de tratamiento recomendado por el médico.
La forma más habitual de abuso de drogas que se ha observado en las personas con esquizofrenia es la adicción a la nicotina como consecuencia del consumo de tabaco.
Los enfermos de esquizofrenia son tres veces más proclives a fumar que el resto de la población. No obstante, la relación entre el tabaco y la esquizofrenia es compleja y fumar tiende a interferir en la respuesta del paciente a la medicación. Ello significa que un paciente que fuma puede necesitar dosis más elevadas de medicación antipsicótica.
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