CATALEJO
DR. ANULFO MATEO PÉREZ
En las tradicionales fiestas de fin de año suelen expresarse el
consumismo y la toma de decisiones más trascendentes en el orden
personal y familiar. La publicidad comercial estimula en diciembre al
gasto de los ingresos de varios meses, en algunos casos de todo el año,
y más allá.
El consumo abusivo de alcohol, tabaco, café, narcóticos, el desorden
en la alimentación y recorte del período del sueño convierten las
llamadas fiestas navideñas en una experiencia para lamentar.
Donde predomina la cultura evasiva y hedonista, la ingestión abusiva
de alcohol y la embriaguez, el uso del café, tabaco y otras drogas
reviste un asunto de salud pública. Más de la mitad de la población
mundial no ingiere alcohol.
Todas las bebidas espirituosas son tóxicas, la embriaguez es uno de
sus efectos, por lo que perjudican la salud. La ingestión etílica en
exceso daña el sistema nervioso central y periférico y conduce al
alcoholismo.
Los distintos sistemas y órganos pueden ser afectados por el
alcohol. En el digestivo: boca, tráquea, esófago, estómago, intestinos,
hígado... La encefalopatía, la polineuropatía periférica, la úlcera
péptica y la cirrosis hepática son ejemplos puntuales.
Personas que padecen de epilepsia, trastorno bipolar, esquizofrenia,
diabetes, hipertensión arterial, entre otras afecciones, la ingestión
de alcohol es absolutamente contraproducente, ya que conduce a
complicaciones peligrosas.
Los menores que osan tomar alcohol, por imitación o inducidos por mayores, se exponen a una intoxicación aguda y a la muerte.
Para el alcohólico compensado, un trago o más sería el reinicio del
uso y abuso del alcohol. Entonces, la sobriedad es la clave para
pasarla bien, disfrutar del ambiente festivo, junto a la familia y
relacionados.
martes, 22 de enero de 2013
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